lunes, 12 de febrero de 2007

Buena fe

Buena fe


De Juana Chaos ha permanecido en prisión los últimos 20 años. Debido a las redenciones de pena que contempla la legislación vigente, le impusieron una condena de 18 años por los crímenes cometidos. A pesar de todo, continúa encarcelado, de forma preventiva, a la espera de que se decida el proceso judicial al que se le somete por la publicación de dos artículos en el periódico Gara.

Según el criterio de la Audiencia Nacional de España, De Juana Chaos ha cometido un delito de amenaza terrorista, y le han impuesto una pena de doce años y medio por ese delito.. Para protestar contra esa decisión, De Juana Chaos ha decidido emprender una huelga de hambre, hasta sus últimas consecuencias.

En un estado de Derecho - una y otra vez nos lo repiten, como si fuera una campaña de publicidad- no existe la pena capital, ni la cadena perpetua. Y la eutanasia también está prohibida. Actuaré de buena fe, y pensaré que el estado de derecho cree en sus propias leyes; que no aplica la cadena perpetua o la pena de muerte. De buena fe, de nuevo, pensaré que el contenido de los artículos escritos por De Juana son explícitos, tanto como para mantener en prisión a una persona en peligro de muerte.

Quisiera pensar que en un estado de Derecho existe la libertad de expresión, y que en este caso, o en caso Egunkaria o el caso del actor Pepe Rubianes, por mencionar algunos, existen indicios para enjuiciar a los acusados. En caso contrario, se hubieran despertado las alarmas, eso es al menos lo que hacen cuando la libertad de expresión se pisa fuera de aquí, en Marruecos, Cuba o Turquía, por ejemplo.

La buena fe me hace pensar que el estado de Derecho es igual para todos; que las presiones políticas no influyen, y que el poder judicial es totalmente independiente. Que las declaraciones del ministro de Justicia, López Aguilar, no han tenido ninguna influencia en este enjuiciamiento- "El Gobierno hará nuevas imputaciones para que no quede libre" manifestó, en relación a la causa de De Juana Chaos.

"Palabras no, acciones" dijo alguien, y éstas son las informaciones que nos aporta David Fernández en el libro "Cróniques del 6 i altres retallas de la claveguera policial": a Enrique Rodríguez Galindo, general de la Guardia Civil y responsable de las atrocidades cometidas en el cuartel de Intxaurrondo, le condenaron a 75 años de cárcel por los asesinatos de Lasa y de Zabala, pero no cumplió más que la cuarta parte, alegando problemas de salud.

También por problemas de salud dejaron en libertad a Julen Elgorriaga; debía cumplir 80 años de cárcel por esos mismos hechos pero sólo cumplió el 3% de la condena.

Tras hacer un fraude a toda España, De la Rosa está en casa. Alegó depresión y le concedieron el tercer grado. Rafael Vera, por su parte, sólo pasó 8 meses entre rejas, por el secuestro de Segundo Marey - reivindicado por los GAL- a pesar de que lo condenaron a 10 años.

En su libro, David se refiere preferentemente a la tortura y a los torturadores; y sobre la forma de utilizar la información para criminalizar las disidencias; añade que la Policía dispone las pruebas que políticamente interesan para criminalizarlos, y que el Gobierno no quiere ni responder a los observadores de la ONU ni a informes de organizaciones - como la de Amnistía Internacional. Ya que revelan que en el estado de Derecho se tortura.

Además, el propio fiscal de la Audiencia Nacional ha pedido que se archive el caso Egunkaria. Por lo que dicen, no hay pruebas. Mientras tanto, en 2004, el Tribunal de Estrasburgo condenó a España por no investigar la denuncia de torturas realizada 10 años antes por 17 independentistas catalanes.

Había que silenciar las voces discordantes en los Juegos Olímpicos. Y en noviembre de 2005, Zapatero indultó a cuatro policías de Vigo, condenados a entre 2 y 4 años de cárcel, por golpear, insultar y humillar al ciudadano senegalés Mamadou Kane.

Aznar actuó de la misma forma en el año 2000: indultó a 14 policías condenados por torturas; uno de ellos ya tenía anteriormente impuesta una condena. Tengo un lío monumental en la cabeza. Este estado de Derecho tiene muchos puntos oscuros, y me hacen dudar.

Expide olor a hipocresía. Y con toda esta hipocresía se destruye la buena fe.

Oleguer

P.D. Un servidor también lo suscribe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A MI EL OLOR QUE MÁS ME VIENE DESPUÉS DE LEER ESTE ÁRTÍCULO ES A MUERTO.

Y DE PASO, LA ARGUMENTACIÓN DE ESTE TIPEJO TAMBIÉN HUELE BASTANTE A PODRIDO.

MINTXO