
Yastaremos.
La Cuadrilla de los Txatxos es la translación al ciberespacio de las vivencias de un grupo de viejos amigos. Ya tenemos más de dos años.
-Soy Chacho, hola mamá.
Durante las dos últimas décadas, unas veces los lunes y otras los miércoles, el terrorista Iñaki de Juana Chaos, encarcelado en las prisiones más alejadas de Euskadi por asesinar a 25 personas -entre ellas 17 guardias civiles-, empleaba esa fórmula, casi siempre la misma, para iniciar la conversación con su madre. Los cinco minutos reglamentarios de charla versaban sobre cuestiones banales, el tiempo o un jersey verde que el terrorista quería que su madre le hiciera llegar, pero jamás hablaban de política y mucho menos de ETA. Sencillamente porque Esperanza Chaos, a la que en familia llamaban Nina, nunca justificó los crímenes de su hijo ni formó parte del colectivo de apoyo a los presos de ETA. Tampoco llegó a saber jamás qué o quiénes influyeron en él para que, a principios de los 80, abandonara su trabajo en la Ertzaintza y se fugara a Francia.
Cuentan personas que la quisieron mucho que Esperanza se cayó redonda al suelo el 16 de enero de 1987 cuando le contaron que a su hijo lo acababan de detener en Madrid. La fotografía que al día siguiente vio publicada en los periódicos no se parecía en nada a las que de él guardaba en el álbum familiar. En ellas aparece de corbata en el bautizo de su sobrina o jurando marcial la bandera española tras el periodo de instrucción en Alcalá de Henares. Nada en la trayectoria del hijo hacía presagiar un futuro cercano a ETA. Más bien al contrario. Cuando De Juana regresó del servicio militar llevaba consigo un diploma, expedido por el Ayuntamiento de Madrid el 27 de mayo de 1977, en reconocimiento por su valiente lucha contra un incendio que sufrió la capital entre el 15 y el 20 de abril de aquel año. Más tarde, ingresó en la segunda promoción de la policía autonómica vasca. "Aún faltaban unos años", recuerda un familiar, "para que De Juana, muy propenso siempre a los amoríos, se ennoviara con una enigmática mujer llamada Helena y residente en Bayona".
El caso es que Esperanza Chaos jamás volvió a ver a su hijo en libertad. Ya por entonces viuda, inició una difícil carrera por mantener viva su relación con su hijo al tiempo que rechazaba una y otra vez las invitaciones para integrarse en el colectivo de apoyo a los presos de ETA. La madre del terrorista más famoso recorrió más de 300.000 kilómetros en coche -le aterrorizaba el avión- para ver a su hijo preso. Su llegada a las distintas cárceles, según recuerdan funcionarios de prisiones, nunca pasó desapercibida. "Venía como a una boda, con anillos y collares, elegante y alegre, siempre educada y cordial con nosotros, nada que ver con el carácter frío ni la mirada agresiva del hijo ni mucho menos con la actitud desafiante de la mayoría de los familiares de presos de ETA". En una ocasión, un guardia civil, aun sabiendo a quién iba a visitar, se atrevió a pegar la hebra con ella.
-De Tetuán, ¿eh? O usted es hija de funcionario o de militar.
-De militar, agente.
-Pues permítame que la acompañe.
La última vez que vio a su hijo fue el 7 de julio de 2005, en la cárcel madrileña de Aranjuez. Esperanza ya apenas podía caminar. Había seguido manteniendo la costumbre de mandarle 150 euros mensuales, que rebañaba con trabajo de su pensión, e incluso llegó a hablar con un taxista de San Sebastián para que fuera a recogerlo en cuanto obtuviera la libertad. Pero entre las nieblas del Alzheimer y una mano oportuna que apagaba la televisión en el momento justo, Esperanza se fue alejando de la realidad de su hijo en huelga de hambre.
Las dos ancianas están sentadas frente a frente. Una se quedó viuda el 2 de enero de 1977, a las ocho y media de la mañana. Tres pistoleros de ETA se apostaron frente a su marido, el comandante del Ejército José María Herrera, y lo acribillaron con disparos de metralleta en la misma puerta de su casa. Pasado el tiempo, el hijo del militar se casó con una muchacha llamada Altamira de Juana. La anciana enferma es precisamente la madre de Altamira y de Iñaki de Juana Chaos.
Lo que une a estas dos mujeres, más allá de la familia o incluso de la fatalidad de una vida marcada por ETA, es el interés común, tácito, de que el odio no prolongue el trabajo de las pistolas. El País Vasco también está lleno de historias así. Madres de hijos que matan y mujeres de hombres que mueren tejiendo una red invisible de afecto imposible de fotografiar, indetectable para el radar de los telediarios.
Al día siguiente del fallecimiento de la madre del terrorista, las asociaciones vinculadas a los presos de ETA publicaron en Gara hasta 10 esquelas en su memoria. Una de ellas aparecía firmada por "Helena", la enigmática mujer de Bayona. En todas se refieren a Esperanza Chaos como "la madre de un preso político vasco". Tal vez ignorando, o tal vez no, que la única familia política de Esperanza Chaos era, lo que son las cosas, la viuda de un militar asesinado por ETA.
Estuvimos muy a gusto y la farra continuó cuando bajamos de Oderitz primero en el Dunkalk y, luego, en casa de Txiki viendo el fútbol y jugando a la Wii. Luego empezó la gente a irse y sólo unos pocos resistimos -en mi caso un bar, el Noé- y subimos a dar una vuelta por Pamplona. Así que podemos concluir que se ve que la gente tenía ganas de un acontecimiento de éstos que esperamos repetir la próxima temporada de sidra y que esta tradición vuelva a ser una cita anual en la agenda de la Cuadrilla de los Txatxos.
Las fotos de este evento os las dejo aquí y en la barra lateral teneis puesto, como corresponde, su enlace.
Yastaremos.
¿El Estado de Derecho cual es? ¿Aquel que se ajuste al momento, al particular y al caso concreto? ¿Aquel que se ajuste a mis intereses personales y/o electorales?. Vivimos en un país donde el Estado de Derecho es igual para todos y que, aunque a todos nos parezca una auténtica aberración que este etarra vea mejoradas sus condiciones penitenciarias, la ley es igual para todos y este señor ya cumplió su pena por los 25 asesinatos cometidos, tema ya explicado aquí.
La grandeza del Estado de Derecho es que los gobernantes no se comportan como los asesinos y se concede un enorme valor a la vida humana. Incluso la de los asesinos, como de Juana Chaos, en todas y cada una de las circunstancias. Analizadas todas la posibles variables del caso, cabe concluir que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha tomado la menos mala de las decisiones. Nadie adopta una resolución como la del ministro del Interior con una íntima satisfacción interior, sino ponderando muchas otras cosas. Confundir esto con una cesión al chantaje de una banda terrorista es un error.
Nos guste o no, si en realidad somos demócratas tenemos que defender la aplicación justa de la ley y no inventarnos artimañas de dudosa ética democrática (p.e. penas de 96 años por escribir unos artículos amenazadores) para saltarnos las bases mismas de la legalidad que tanto defendemos.
Lo que ha pasado con el preso etarra De Juana Chaos se resume en la sentencia latina, Dura Lex, sed Lex (La Ley es dura, pero es la Ley). Y hay que acatarla....