Durante 40 años el 18 de julio fue llamado 'Día del Alzamiento'. La dictadura de Franco celebraba el inicio de su sublevación contra la legítima República, primer intento demócratico de la historia de España. 70 años después, las víctimas de esta cruel guerra fraticida y de la férrea dictadura que la siguió, piden memoria y reconocimiento.
La Guerra Civil, la represión posterior del franquismo y la recuperación de la memoria histórica sigue generando mucho interés entre los ciudadanos y algunos contrastes de opiniones. Una encuesta realizada por Opina el pasado 14 de julio entre 800 personas ofrece algunos datos significativos. Por ejemplo, el 64,5% de los encuestados se muestra "partidario de que se investigue todo lo relativo a la Guerra Civil, se descubran las fosas comunes y se rehabilite a todos los afectados". El 25,6% de ellos está en contra.
En una pregunta como ésta, clave en el debate en torno a la memoria histórica entre el PSOE, que promueve una ley, y el PP, que se opone a tratar este asunto que da por cerrado, hay unas diferencias notables en las respuestas cuando se dividen los resultados en base al partido que votó el encuestado en las últimas elecciones. En general, la victoria del sí es aplastante, pero entre los que votaron al PP, por muy poco, triunfa el no. El 46,1% de los ciudadanos afines al primer partido de la oposición está en contra de que realice esta tarea de recuperación de la memoria. Un 44,8%, sin embargo, la apoya, en contra de las tesis de la dirección del PP. El 77% de los votantes socialistas están a favor y sólo un 15,7% en contra, y en los de IU el apoyo sube al 80% y la oposición al 16%.
En los últimos meses, el debate sobre este asunto ha sido muy intenso en el Congreso de los Diputados. Incluso fuera de España, tanto el Consejo de Europa, que agrupa a todos los países del continente, como el Parlamento Europeo, han aprovechado este año para aprobar, por primera vez desde 1946, condenas internacionales del régimen de Franco. En Estrasburgo, esta iniciativa contó con la ferviente oposición de Jaime Mayor Oreja, eurodiputado del PP y representante en esa ocasión del Partido Popular Europeo. El PP, tanto en España como las instituciones europeas, sostiene que hay que dejar estar la II República, la Guerra Civil y el franquismo y reivindicar el espíritu de reconciliación de la Transición. Mientras, los socialistas responden que el pacto de perdón que se hizo en la Transición se ha querido transformar en otro de olvido, colocando en el mismo nivel a quienes lucharon por defender la democracia y el poder legalmente establecido de quienes protagonizaron un golpe de Estado.
Esta cuestión entronca con otra de las preguntas de la encuesta: "El Gobierno prepara una ley de Memoria Histórica. ¿La cree conveniente?". Aquí el sí también es ampliamente mayoritario, aunque algo menos masivo. El 54,9% de los encuestados contesta que sí, mientras un 27,3% se opone. Los datos entre los votantes del PP son algo más elocuentes en esta pregunta. El 51,3% se opone, aunque hay un 30,4% que está a favor de una norma que su partido no apoyará, según ha anunciado repetidamente.
Una de las reclamaciones más insistentes de las asociaciones de familiares de represaliados por el franquismo y de los propios supervivientes de las cárceles y campos de concentración del régimen de Franco es que se enseñe en los colegios qué pasó en realidad en los años duros. Sostienen que en los centros educativos se pasa muy de puntillas por la trágica historia española del siglo XX, de tal forma que generaciones enteras crecen sin conocer bien el pasado. Una de las preguntas realizadas por Opina demuestra que tienen sólo parte de razón en su queja. El 35,5% responde que no le "explicaron en el colegio lo ocurrido en 1936 en España", mientras un 58,5% responde que sí se lo enseñaron.
Una de las cuestiones que más polémica ha generado en torno a la recuperación de la memoria histórica es la retirada de los símbolos franquistas que aún perviven en centenares de pueblos, ciudades e incluso capitales de provincia de toda España. La retirada de las estatuas de Franco de Madrid y Guadalajara en marzo de 2005 provocaron protestas de algunos centenares de nostálgicos y el rechazo del propio Mariano Rajoy, líder del PP. "Son historias del pasado que por lo visto algunos quieren resucitar porque no tienen ni una sola idea de cara al futuro", dijo cuando se le preguntó sobre la retirada.
En este asunto, los encuestados muestran una evidente división de opiniones. El 43,1% cree que deben "preservarse monumentos, estatuas o calles dedicadas a recordar el 18 de julio de 1936 o a sus protagonistas". El porcentaje sube hasta el 66,1% entre los votantes del PP. El 40,9% de los ciudadanos responde que no deben preservarse.
La encuesta denota también un alto índice de desconocimiento de la historia del siglo XX español. El 74,4% dice saber lo que pasó el 18 de julio de 1936, pero un 23,1% asume que no tiene ni idea. Los nombres de Millán Astray, Mola o Sanjurjo, principales líderes de la revuelta militar, son desconocidos para el 31,9% de los encuestados. Sólo el 4,4% responde que el 18 de julio le inspira un sentimiento positivo, mientras para el 61% es algo negativo. El 48,8% asegura que en su familia se habla de estos asuntos de la guerra, mientras el 50,1% señala que no se trata. El 43,3% de los encuestados tiene en su familia alguna víctima de la Guerra Civil, y el 54,8% no la tiene.
Uno de los argumentos más repetidos para oponerse al proceso de recuperación de la memoria histórica es el peligro de reabrir viejas heridas y dividir a los españoles. Aunque el apoyo de muchos votantes del PP a este proceso señalado en anteriores respuestas vendría a desmentir esta tesis, a la pregunta directa sobre las dos Españas la respuesta es clara. El 54,6% cree que sigue habiendo, 70 años después, dos Españas enfrentadas, mientras el 36,3% piensa que no es así. El 58,3% de los votantes del PP sostiene que existen, mientras entre los socialistas hay un empate total -el 47% piensa que sí y otro tanto lo desmiente-. Además, hasta un 17,5% teme que haya peligro de que repita un golpe de Estado como el de 1936, mientras el 74% lo ve imposible.